La crisis de la chicharrita, causada por la propagación del insecto vector del Spiroplasma, ha afectado gravemente cultivos clave en Argentina, como el maíz.
Esta plaga no solo ha generado pérdidas económicas significativas, sino que también ha puesto en evidencia la necesidad de reevaluar las prácticas agrícolas, especialmente en términos de prevención y manejo de plagas. En este contexto, la rápida acción de los productores y el trabajo colaborativo con agrónomos han sido fundamentales para mitigar el impacto. Desde Simpleza, queremos compartir algunas de las lecciones más importantes que esta crisis ha dejado para el sector agropecuario.
Esta situación ha subrayado la importancia de no bajar la guardia en temas biológicos y ha puesto en valor el rol fundamental de la agronomía en la gestión diaria de los cultivos. En los últimos años, muchos productores habían concentrado sus esfuerzos más en las finanzas que en la producción misma. Sin embargo, la irrupción de esta plaga ha obligado a devolver la atención al campo, recordándonos que siempre hay desafíos que enfrentar y aprendizajes que adquirir. Se observa, además, un creciente interés en el rol del productor-empresario, lo que ha traído consigo un renovado enfoque hacia la agronomía.
Es fundamental retomar los manuales y apoyarse en la ingeniería agronómica, especialmente en cultivos vitales como el maíz, que es clave en cualquier esquema de rotación y actúa como el mejor compañero de otros cultivos, mejorando los rendimientos de soja en regiones como NOA, NEA, San Luis, Córdoba y La Pampa.
El vector transmisor del Spiroplasma ha puesto de manifiesto el modo de producción en Argentina. A veces se encuentra con know-how argentino en otros países, lo que destaca la necesidad de fortalecer nuestras prácticas locales. La rápida acción colectiva tomada durante esta crisis ha permitido que los productores decidieran no realizar tanto maíz tardío en algunas zonas del norte, basándose en la información proporcionada por agrónomos y la red de monitoreo activa.
Además, esta crisis ha fomentado la colaboración entre los productores y la comunidad agronómica, con el objetivo de enfrentar mejor los retos del sector. Teniendo en cuenta las prácticas agronómicas aplicadas en Brasil, consideramos que es esencial no hacer puente verde, mantener los campos limpios y analizar las rotaciones de manera crítica.
La experiencia adquirida durante esta crisis debe guiarnos hacia un enfoque más integral y sostenible en la producción agropecuaria, asegurando un futuro más resiliente para todos.