¿Cómo salir de ser víctima y pasar a ser protagonista?

En Simpleza, creemos que hay algo valioso en detenernos a escuchar a quienes vienen transformando el agro desde adentro. No solo innovando en lo técnico o productivo, sino cambiando el fondo: el modo de pensar, liderar y construir empresas agropecuarias más conscientes, sostenibles y preparadas para el futuro.

Eso fue lo que nos dejó la entrevista a Oscar Solimano en Agroestrategas TV. Un testimonio que mezcla experiencia, vulnerabilidad, visión empresarial y coraje para cambiar.

De la tradición productiva a la mirada empresaria

Oscar comenzó su camino con una pregunta incómoda: ¿por qué seguimos haciendo todo como hace 50 años? A los 25 años debió hacerse cargo de la empresa familiar tras la muerte de su padre. Sin procesos, sin delegación, con una estructura tradicional que se sostenía sólo por costumbre.

Ahí arrancó su transformación: formación constante, participación en CREA, programas de dirección en San Andrés, y una apertura a nuevas formas de pensar el negocio.

“Tenía un ruido en la cabeza. Todo se hacía igual que siempre, y no había espacio para innovar ni delegar. Eso tenía que cambiar”.

El desafío de separarse… para construir

Oscar no oculta los momentos difíciles: la necesidad de separarse primero de una sociedad de primos, y luego de sus propios hermanos. Lo hizo convencido de que no se trataba de dividir por dividir, sino de crear condiciones reales para que la empresa crezca.

“Vos sos lo que hacés con lo que hicieron de vos. No alcanza con heredar, hay que transformarlo.”

La frase que lo acompaña desde entonces es potente: “Andando te espero”. Avanzar, aunque los demás vengan más lento. Sin imponer, pero sin frenar.

Profesionalizar, ordenar, auditar

Una de las claves de su gestión fue entender que si la empresa quiere trascender, necesita procesos claros y auditabilidad real. Desde lo que sale del galpón hasta las decisiones estratégicas, todo debe poder explicarse, medirse y sostenerse.

“Hoy no perseguimos a nadie. Miramos el checklist. Si no se hizo, preguntamos por qué. Pero no buscamos culpables, buscamos procesos que funcionen.”

La empresa ya no depende de personas clave ni de encargados todopoderosos. Los roles están claros, y el cambio de jugadores no desestabiliza. La cultura es más fuerte que los nombres.

Dejar herencia o formar empresarios

Oscar lo tiene claro: su misión no es dejar una empresa para que la hereden, sino formar empresarios que elijan continuarla porque la entienden y la aman.

“Mi hijo músico es un empresario: se enfrenta al pentagrama en blanco y crea. Eso es emprender. Eso es agregar valor.”

En su visión, el gran problema de la Argentina ha sido la cultura del heredero. Él apuesta por una generación que quiera emprender, asumir riesgos y construir futuro.

Cultura, creatividad y límites personales

Con honestidad, Oscar reconoce que su perfil es estructurado, “cuadrado”, como dice él. Pero también que aprendió a frenar antes de rechazar ideas que le incomodan, a dejar que otros vuelen y a escuchar a quienes ven más allá.

“Empecé a mirar desde un agujerito chiquito para ver cómo se amplía el espectro. Y ahí es donde aparecen las ideas que empujan de verdad.”

Incluso menciona a su asesor Octavio Langue, que lo hizo cambiar el paradigma. Lo que antes le parecía un desvío, hoy lo valora como lo que hace crecer la empresa.

Cultura organizacional y valores

“Hay que formar equipos que puedan discutir ideas, hacer foco en lo importante, y dejar volar sin perder el rumbo.”

Reflexiona sobre el rol de la creatividad, la iniciativa y el error como parte de la evolución. Y también sobre la importancia de equilibrar lo mejor para la empresa con lo mejor para quien la lidera.

Visión de futuro y contexto país

Lejos del pesimismo, Oscar ve en el contexto actual una gran oportunidad para el agro:

“Mientras el segundero siga corriendo, hay chance. Pero hay que ponerse a laburar de verdad. Y animarse a asumir riesgos.”

Cree que esta etapa puede marcar un antes y un después: premiar el trabajo, el valor agregado, el esfuerzo bien orientado. Y que el gran desafío es que los empresarios del agro estén realmente convencidos de que el cambio empieza por ellos.

Oscar Solimano es un ejemplo de liderazgo basado en la gestión, la cultura del aprendizaje, el desarrollo del capital humano y la mirada de largo plazo.

Para finalizar nos quedamos con esta última idea, que le dice a sus hijos y puede inspirarnos a todos: “¿Querés ser víctima o protagonista? Si elegís ser protagonista, tenés que mirar el mundo de otra manera. Y salir a jugar el partido.”