La planificación agrícola 24/25: una de cal y una de arena

El resultado del negocio agrícola depende fundamentalmente de la combinación de dos factores: la eficiencia con la que una empresa ejecuta sus rutinas y el contexto en el que se desarrollan sus negocios.

Entre nuestras principales rutinas están las operaciones agrícolas, el abastecimiento de insumos, la contratación de servicios, la comercialización, el financiamiento, la contabilidad de las operaciones, la gestión fiscal y la coordinación de equipos.

En el contexto del negocio agrícola encontramos factores variables como el clima, con su impacto directo en los rendimientos, factores volátiles como los precios, y factores inciertos como las tasas de financiamiento disponibles, el tipo de cambio vigente, y la inflación

El contexto, esencialmente debido a la variabilidad climática, determina que 1 de cada 5 años los resultados sean negativos y 1 de cada 10/15 años, dependiendo la zona, sean muy negativos. Esta dispersión en los resultados por el impacto del clima en los rendimientos productivos se traduce en que el negocio agrícola sea de alto riesgo, y por ende su retorno debiera ser también alto. Es común escuchar en el sector que un año malo se lleva 3 a 4 buenos de ganancia siempre y cuando las rutinas sean eficientes.

Actualmente (abril 2024) cuando proyectamos los resultados agrícolas en campo alquilado con rendimientos promedio y precios y costos proyectados actuales, la rentabilidad determinada no se vincula al riesgo asumido.

El siguiente ejercicio de Sensibilidad de la Rentabilidad sobre cambios en Precios y Rindes muestra la gran dispersión del negocio agrícola, por ejemplo, una caída de sólo el 10% de rendimiento productivo (o bien de precios), con otras variables contantes, implicaría una Rentabilidad del negocio negativa. Como se mencionó, esta variabilidad del negocio explica la alta renta que se le exige.

Gráfico 1: Sensibilidad de Rentabilidad

La mala noticia es que los precios proyectados de los productos no son “malos” ya que se ubican cerca del promedio histórico de los últimos 15 años (por ejemplo, el precio de Soja ronda el promedio de 307 u$s/ton como muestra el Gráfico 2), así como la mayoría de los costos de los principales insumos (el caso de la Urea en el Gráfico 3 cuyo precio converge en los últimos meses al promedio histórico). Cabe mencionar que los costos relacionados con los combustibles con la excepción, ya que están sobre sus valores medios históricos.

Gráfico 2: Evolución de Precio de Soja

Gráfico 3: Evolución del Precio de UREA

Sin dudas, las reglas de juego parecen haber cambiado, los arrendamientos no bajan fruto del intercambio entre oferta y demanda y el mercado ya no ofrece tasas de interés subsidiadas como en el pasado.

Una de cal y una de arena. La buena noticia es que la campaña 24/25 recién comienza y los granos a producir se comercializarán principalmente dentro de 12 meses, entonces en este período el productor tendrá la oportunidad de arbitrar precios, costos y tasas de interés.

En este sentido, el Gráfico 3 demuestra esta posibilidad de arbitraje, la dispersión histórica del precio de la soja del período T+12 meses respecto a hoy (T) indica que puede escalar hasta 40% o bien retroceder hasta 70%, y lo más importante, solamente en el 20% de los casos el precio con el que se realizó el ejercicio de proyección al inicio de la campaña, es decir el precio planificado, fue similar al precio final.

Gráfico 4: Volatilidad de precios de Soja (T+12/T)

Otro ejemplo de lo antes mencionado, la fluctuación de la tasa de interés equivalente en dólares para distintos tipos de cambio esperados y tasas de interés en pesos a 12 meses del siguiente esquema, indica que las empresas agrícolas podrán beneficiarse en la medida que estén alerta a las oportunidades de mercado.

Gráfico 5: Tasa de interés equivalente en dólares (Pesos vs Dólares). Plazo 12 meses

Este escenario requiere ser muy exigente con la eficiencia de las rutinas: las rutinas operativas, maximizando rendimientos con los recursos disponibles; las rutinas comerciales, arbitrando precios en los momentos oportunos; las rutinas de abastecimiento; y las rutinas financieras, buscando las mejores opciones para financiar un negocio de riesgo con tasas de interés no subsidiadas.

En resumen, para tener éxito en la campaña 24/25, las empresas agrícolas deberán optimizar sus rutinas operativas, comerciales y financieras, y estar atentas a las oportunidades de arbitraje en un contexto de alta incertidumbre.