“La campaña de maíz cerraría con gran volumen, al menos en los papeles. el USDA y la macro Argentina ponen cierta volatilidad al mercado”
Comenzando un exhaustivo análisis del mercado de maíz, es clave comenzar por lo que viene siendo prometedor que es la oferta mundial.
En primer lugar, el mes de julio y especialmente en las últimas tres campañas, nos ha mantenido atentos a lo que ocurre con las cosechas de maíz tardío tanto en Brasil como en Argentina, principales actores del comercio internacional. Esta campaña, además, está marcada por los posibles efectos de la Chicharrita, que ha reducido los volúmenes de producción en algunas zonas de ambos países. Aunque inicialmente el impacto en los precios fue positivo, los datos globales de cosecha no resultan tan desfavorables.
En Brasil, la cosecha de maíz Safrinha ya ha avanzado en más de la mitad de la superficie sembrada, y los resultados son en general buenos. Esta abundancia ha sobrepasado la capacidad de almacenamiento, obligando a almacenar granos al aire libre, una práctica común en años de alta producción. Hasta la devaluación del real a finales de junio y principios de julio, los productores no vendían y el flujo de mercadería era bajo. Según el USDA, la producción de maíz en Brasil alcanzará los 122 millones de toneladas, contrastando con los 115 millones de toneladas estimados por la Conab, pero aún así reflejando una gran producción.
En Argentina, el avance de la cosecha cubre el 62,9% de la superficie, con una proyección de producción de 46,5 millones de toneladas, según la Bolsa de Cereales. Este recorte se debe a los problemas en Brasil y a una ola de calor en enero. Sin embargo, el USDA estima una producción de 52 millones de toneladas para la campaña 2024-2025.
En resumen, el cierre de la campaña 2023-2024 muestra un volumen de producción generoso, con un saldo de 1225,45 millones de toneladas según el USDA de julio 2024. Esto confirma que el abastecimiento global de maíz no enfrenta grandes problemas en las posiciones actuales y futuras cercanas. Sin embargo, los productores siguen siendo reacios a vender en ciertos países. En Sudamérica, Brasil ha comercializado regularmente, aunque la reciente devaluación del real ha frenado esta tendencia, afectando la cadena de pagos. La cadena de distribución es la que está con balances negativos y posiciones financieras de gran preocupación. En Argentina, aunque la Ley de Bases se concretó, eliminando algunas incertidumbres sobre el tipo de cambio, tasas de interés e inflación, los productores aún esperan que estas variables jueguen a su favor, especialmente con la posible eliminación del cepo cambiario.
Julio también trae confirmaciones para la campaña 2024-2025, especialmente desde Estados Unidos, que ya ha proporcionado datos sobre el área sembrada y el estado actual del cultivo. Los precios en Chicago no han mostrado una prima climática este año, reflejando las proyecciones del USDA que sugieren una campaña similar en términos globales a la anterior, con una producción de 1224 millones de toneladas y pocos recortes en los principales países productores y exportadores, excepto Ucrania, que estará un 10% por debajo del año anterior.
Queda por ver el impacto del clima en el estado crítico del cultivo en los próximos meses, con pronósticos desfavorables en Estados Unidos que podrían generar un mercado climático en julio y agosto. La incertidumbre sobre la próxima campaña también incluye las decisiones de siembra en países como Brasil y Argentina, influenciadas por factores productivos y precios iniciales más bajos.
En cuanto a la demanda, el mundo está bien abastecido de maíz, trigo y cebada para el consumo forrajero. Un dato interesante es el anuncio del nuevo gobierno de México, donde la presidenta electa Claudia Sheinbaum se enfocará en el autoabastecimiento de maíz blanco para consumo humano, lo que tranquiliza al mercado de exportación de maíz de consumo animal en Estados Unidos.
En conclusión, las fuerzas alcistas del mercado son difíciles de encontrar en los fundamentos actuales. Aunque queda todo un año por delante para definir la situación en países como Argentina, los precios FOB y FAS son atractivos, ofreciendo premios que merecen ser considerados.